miércoles, 10 de febrero de 2010

Amamos la lectura porque creemos que “somos palabra, somos lenguaje”

Un vigente manifiesto por la lectura del año 2005




Esta imagen fue cedida gentilmente por la ilustradora argentina Marina Muñoz


Estimados Amigos, navegando por la red encontramos este manifiesto sobre la lectura que fue publicado en el 2005. Nos pareció pertinente compartirlo con ustedes. Sobre todo en estos momentos donde en Venezuela campea un invisible Plan Revolucionario de lectura que prácticamente es desconocido por gran parte de la población. 

Aún arrastramos el defecto de creer que la realidad cambiara por decreto. Esperemos que los próximos planes estén sustentados sobre unas premisas mas realistas.


Richard Montenegro

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Podemos comenzar diciendo con Brecht: ¡malos tiempos aquellos en los que hay que luchar por lo evidente! Lo evidente es que las personas somos habla, lenguaje, pensamiento, y que aquellos que crezcan sin el dominio de los recursos que han forjado siglos de cultura no serán ni siquiera hijos de este milenio.

Estamos hablando, claro está, de la lectura.

En el sistema educativo, los alumnos que sean malos lectores tendrán dificultades para seguir las asignaturas, y no sólo las humanísticas. El enunciado de un problema de Física, la exposición de un teorema matemático, la descripción de un proceso biológico: todo es texto, texto que exige decodificación, comprensión, asimilación; en una palabra: lectura.

La escritura, en toda su complejidad (ortografía, construcción, puntuación, ...), tiene la mitad del camino recorrido en los alumnos lectores, que habrán absorbido naturalmente en el contacto con los textos los principios que habrán de guiar su producción escrita. La misma expresión oral, que en sus pausas y entonación debe transmitir la estructura del pensamiento, tiene en los buenos lectores una base eficaz: el texto bien leído es el trampolín de la palabra.

Forjar la habilidad de lectura en los ciudadanos del mañana es una responsabilidad compartida entre las familias y el sistema educativo, y de este último allá donde las familias no puedan llegar. Es en la escuela donde los más jóvenes van a tener que forjar sus habilidades lectoras, y los que salgan de ella sin haber adquirido un buen dominio de la lectura arrastrarán esa deficiencia el resto de su vida.

Saber leer bien implica en el adulto no sólo poder disfrutar una obra literaria (como de forma reduccionista suele pensarse) sino también --o sobre todo-- saber extraer la información de la prensa, de un contrato, de un texto técnico, de un manual... Una sociedad que exige de sus miembros la “formación a lo largo de la vida” no puede ignorar cuál es la vía privilegiada por la que van a llegar los conocimientos a sus ciudadanos...Las tecnologías actuales han vuelto a situar la escritura en el centro de la comunicación: no sólo para la creación y el contacto entre personas (la pluma como “lengua del alma” en Cervantes), sino también para trabajar y colaborar en la distancia.

De nuevo, los adultos lectores tendrán una clara ventaja.

Los últimos años han visto un esfuerzo sin precedentes para la democratización de la cultura a través de la Red: ¿tendremos las mejores bibliotecas del mundo a un clic de distancia y los ciudadanos no podrán acceder a ese tesoro?

Queremos escuelas que preparen a los ciudadanos del mañana a través de la lectura.

Queremos escuelas donde se aprenda a leer textos de todo tipo: literarios, científicos y técnicos.

Queremos escuelas donde la lectura en voz alta prepare a los alumnos para tomar la palabra como ciudadanos.

Queremos escuelas que suministren en sus bibliotecas los elementos básicos para que todos los alumnos, con independencia de su situación familiar, puedan tomar contacto con los libros.

Amamos la lectura porque creemos, con Emilio Lledó, que “somos palabra, somos lenguaje”, y seremos ciudadanos incompletos si no dominamos la práctica que alimenta nuestra palabra interior y la despliega en el mundo.



Madrid, 30 de noviembre de 2005









Este manifiesto fue suscrito por el Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO), la Asociación Colegial de Escritores (ACE), Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE), Asociación de Editoriales Universitarias Españolas (AEUE), Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE), Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), Federación de Asociaciones Nacional de Distribuidores de Ediciones (FANDE), Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.








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