martes, 7 de abril de 2009

JEAN CAN DAMME,

MENSAJERO DE LO INESPERADO.



JEAN CAN DAMME PORTRAIT  por Orlando Oliveros Alias Oliveroso





Existen perros policías en el mundo real, y en el celuloide perros ladrones como los Dóberman de aquella célebre pandilla que hizo de las suyas durante la abominable década de los ochenta. También hay caninos fieles hasta la muerte, como Lassie (en cualquiera de sus múltiples reencarnaciones); surrealistas, como Snoopy -quien teniendo casa propia se empeña en dormir a la intemperie como un Sin Techo cualquiera- y seres humanos que se comportan como auténticos perros rabiosos cuando alguien se mete con su dinero. Todos estos personajes tienen en común una recepción similar de sus mensajes por parte del público. Si se pregunta por ellos, la respuesta entraña desde biografías completas (en el caso de los fanáticos) hasta un esbozo general de sus características. En suma, que son reconocibles y, en consecuencia, hay quien los ama y también quien los detesta.



PERRO por Orlando Oliveros




Sin embargo, un caso digno de reseña, por sus peculiaridades, es el de Jean Can Damme, personaje creado por el artista plástico venezolano Orlando Oliveros, radicado en Valencia e integrante del Grupo de Incursiones Culturales y Científicas Li Po. Este extraño perro, de ojos saltones y pelaje índigo, es un extraño habitante de la zona crepuscular ubicada entre las viñetas del cómic underground, el no-lugar de la Internet y el inconsciente de aquellos lectores que en algún momento tuvieron entre sus manos un ejemplar del desaparecido fanzine “Ojos de Perro Azúl” el cual circuló epilépticamente entre las ciudades de Valencia, Caracas y Maracay durante 2005.


BIG BLUE DOG por Orlando Oliveros


Ojos de Perro Azúl” fue una modesta revista, un experimento cultural destinado a promover el cómic por iniciativa de José Antonio Scovino, un empresario Carabobeño vinculado al mundo del arte, el cual reunió a un equipo de artistas y escritores tanto nacionales como foráneos para que mostrasen al público sus talentos en el noveno arte. Sin embargo, la aventura tocó a su fin luego de seis ediciones, aunque algunos de sus perpetradores insisten en que sólo se encuentra hibernando, en espera del momento oportuno para volver con peores mañas y más fuerza. Porque si bien es cierto que su limitada circulación (era distribuido directamente en los principales kioscos de periódicos y librerías de la zona central del país) pudiese hacer creer que el simpático y estrafalario personaje no produjo mayores efectos, allí está precisamente la paradoja: Las breves –y mudas, porque nunca dijo palabra alguna- apariciones del perro Jean Can Damme produjeron todo tipo de reacciones en los lectores del mencionado pasquín; tantas como personalidades hay, en honor a la verdad.


Cover Girl por Orlando Oliveros




En lo personal me he encontrado con jovencitas que le atribuyen un carácter tierno, casi como si fuese la respuesta criolla a la Hello Kitty nipona; mientras que una señora de rancio abolengo en cierta ocasión le espetó a su autor que debería dejar de dibujar a “…ese bicho tan feo, con cara de sádico…” porque si no, según la piadosa dama, Oliveros ardería en el Infierno por toda la eternidad. Algunos jóvenes atletas, por otra parte, se empeñan en que Jean Can Damme es un skater temerario, aunque Orlando nunca lo ha retratado con una patineta, ni de lejos; y el movimiento estudiantil “Frente Universitario Francisca Duarte (F.U.F.Du)” de la Universidad de Carabobo, lo adoptó como reclamo visual en su última campaña electoral, para lo cual imprimieron volantes en los que se fusilaron un dibujo suyo[1] y, con marcador negro, le añadieron el logotipo del F.U.F.Du en la camisa. Sin embargo, el colmo de la extravagancia lo constituye la anécdota que nos refiere el corresponsal del Perro Azul en Aragua, Félix Romero, quien asegura haber visto a la mascota en las playas de Choroní… tatuada con lujo de detalle en una espectacular nalga femenina. Aunque prometió enviar la foto, todavía no cumple; por lo que la presente nota constituye una especie de requerimiento público en ese sentido para nuestro amigo.

[1]
Jean can Damme por Orlando Oliveros


Por ello la pregunta: ¿Qué tiene el Perro Azul que es capaz de suscitar sentimientos tan dispares en quienes lo conocieron? Por lo visto, su versatilidad proviene más de la imaginación de quien le observa que de sus propios atributos, dada la deliberada ambigüedad con que Orlando le ha caracterizado. Con rasgos sencillos, pero con mucha fuerza expresiva, el pequeño Jean Can Damme, con su silencio y sus gestos viene a ser una especie de test de Rorschach en el que cada quien proyecta sus anhelos (o sus temores, quien sabe) con la libertad propia de la imaginación que ha sido convenientemente estimulada. Sin duda que su creador guarda un as en la manga con respecto a su hijo predilecto; pero ni siquiera con el resto de los miembros de la asociación Li Po suelta prenda acerca de sus planes futuros. Y como ni el chantaje ni las amenazas parecen conmoverle para que revele el secreto del cachorro azurro, sólo podemos ofrecer en este espacio unas cuantas imágenes de Jean Can Damme que logramos saquear de su computadora para que, en su fuero interno, el lector se pregunte: ¿Qué veo cuando miro al perro azul? La mejor respuesta gana.

 



[1] En el que aparece con jeans y pullover, recostado en una pared de ladrillos, con las manos en los bolsillos.


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YILLY ARANA. Abogado egresado de la Universidad de Carabobo. Perteneció a las redacción de las revistas Nostromo y Ojos de Perro Azul. Escritor que cultiva con frecuencia los géneros del cuento y del ensayo. También se desempeña como dibujante e historietista. La mayoría de sus trabajos fueron publicados en las ya mencionadas revistas. Es coautor de la Antología Terrorista del Grupo Li Po publicada en el año 200 por la editorial El perro y la rana.



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